lunes, 26 de octubre de 2009

ÉXODOS

Son ciento un figuras –conjunto de formas tridimensionales dispuestas en determinado espacio- que actúan como una intervención de sutil interferencia física y emocional por las interacciones potenciales que generará en el tránsito de los peatones sobre la Avenida Juárez.

Una instalación de fuerte carga política que puede percibirse como una multitud que peregrina, una manifestación pública, una marcha inmóvil, un reclamo mudo, una huída perpetua…
Por ello no es gratuito que se realice en la Plaza Juárez, porque frente a ella se encuentra el Hemiciclo a Juárez, donde diversidad de voces colectivas confluyen a crear esfera pública; mientras, adentro, se ubica la Secretaría de Relaciones Exteriores, sitio político de las negociaciones oficiales sobre el tema de los migrantes ilegales entre México y Estados Unidos.
La economía mexicana, en especial la del campo, expulsa diariamente a miles de su tierra, generando migrantes cuyos afectos, familias y comunidad, permanecen en su lugar de origen, y cuya vida muchas veces pierden al desplazarse ilegalmente.

A la par la crisis mundial de 2008-2009, las asimetrías socioeconómicas, las desigualdades sociales agudizadas, multiplican exponencialmente las migraciones de África hacia Europa, del Este al Oeste, de Sur a Norte.

¿Purgatorio sin fin, círculos del infierno de los inocentes, globalización? ¿Expulsados, desplazados, refugiados, desterrados, ilegales, despatriados, exiliados, desterritorializados? ¿Cuál es el nombre de esa fuerza centrífuga amoral?, parece preguntar la artista al transeúnte despistado, ensimismado, olvidado al otro, quien también padece.

Existe en Escobedo el anhelo de atraer la mirada de los preocupados y presurosos peatones. Arrebatar unos instantes su miramiento… ¿Para qué? El recuerdo de una emoción detonada en quienes se dejan seducir por una propuesta artística que después, puede hacer presente -en cualquier momento y desde distintos ángulos- la aterradora dimensión de los desplazamientos forzados y sus motivos inhumanos.

El antecedente de esta obra se sitúa en el año de 1997, cuando Escobedo intervino un parque de la ciudad de Hamburgo con ciento un figuras de paja, en dirección de la estación de trenes, tal como se había deportado a los judíos en la época nazi.

Más tarde también lo hizo en una iglesia en desuso de la ciudad fronteriza de Francfort-Oder, (Alemania-Polonia), en el Museo de la Mujer de la ciudad de Bonn y en otras ciudades. La historia europea o la actualidad en África daban lugar a las oscuras marchas. Pero en México aún no cobraban cuerpo y dolor esas inmigraciones desde los países del sur hacia el norte. Hoy es inevitable no reflexionar sobre el tema.

Es una obra de arte público que busca crear conciencia mediante la provocación espacial y visual al peatón citadino. La obra no se apoya en la información estadística, ni en abstractas conjeturas sociológicas, sino en las emociones individuales que pueden despertarse en el espectador mediante la confrontación simbólica con el problema a través del arte.

Helen Escobedo ha realizado otras muchas instalaciones efímeras e intervenciones en distintos puntos de la Ciudad y del mundo, abordando temas similares o sobre el medio ambiente, siempre provocando impacto gracias a la agudeza con la que aprovecha el contexto y la particularidad del lugar.


Las piezas fueron elaboradas con la colaboración de jóvenes integrantes de los talleres de escultura, grabado y papel del Faro de Oriente, así como por los promotores culturales del área de Vinculación Cultural Comunitaria de la Secretaría de Cultura. El material usado para la producción de la obra suma en total más de una tonelada de cemento, 186 kilos de tela, 432 metros de varilla, entre otros materiales.

La obra se exhibirá durante dos meses, hasta el 21 de diciembre, y los jóvenes y promotores que participaron estarán recogiendo impresiones de los transeúntes para la memoria y el catálogo de esta exposición.

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